martes, 8 de marzo de 2011

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En algún punto, algún rincón secreto y atestado de telarañas...ahí debe quedar algún sentimiento.

Cuando no sirve revolver, refregar, recordar, torcer o sacudir, es que algo anda mal. Algo falta y explica el vacío que crece, sin absorber una sola gota de lo que ellos llaman amor.

De tanto endurecer el corazón, ahora no podes volver. Siempre intentando no perder la ternura, que lo único que hace es empapar las sonrisas y escurrirse minutos después, como si fuera agua. Y ni siquiera eso duele. Reconforta y da nostalgia, de a momentos. Pero... ¿se revierte?

De a ratos tengo amor en la palma de mis manos, y lo quiero conservar con tanta desesperación, que mis dedos se abren, mis muñecas tiemblan y de nuevo... se escapa. Y eso fue.

Solo un instante, una palabra, un minuto, medio suspiro y dejó de existir.

Pero existió y dejó su huella. ¿Es bueno o malo? No lo se, pero es. Y quiero que deje de ser, lo anhelo con toda mi sangre, con todas las lágrimas y a cada minuto. Pero no se va.


Entendelo, me dije, nunca se va.


Y con los hombros cansados y las ideas adormecidas, me dispongo a despertarme un día más, a mentir un “Buen día” y a absorber todos los pedacitos de ganas que veo por ahí.


Yo solo quiero volver a sentir. Los "me da lo mismo" se volvieron parte de mi rutina.

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