lunes, 28 de marzo de 2011

º

Y vos seguís ahí, un rato sentada, un rato parada, esperando.

- Che, ¿qué esperas? Esperas por esperar, porque sí, 'algo' va a pasar ¿no?

- Algo 'tiene' que pasar, siempre es así. No tendría por qué cambiar ahora.

Esperá.

Mira ahí vie…ah. No. Bueno. Pero seguí esperando, seguro, seguuuuuuro, algo va a pasar.

Esp erá.

Vos quedate. Quedate que es fija, algo. Yo se que algo se asoma, algo viene.

E sperá.

Quedate en línea.

Sentate que te averiguo.

Entre las 7 am y las 7 pm pasan a solucionarte el problema.

En 15’ está.

Llamanos mas o menos en una semana.

Los resultados están en 10 días.

Diagnósticos. Pronósticos.

Y el titular dice que ahora 'solo queda esperar, a ver qué sucede en las próximas horas'.

desEsper á.

Fuck it.

- Yo me cansé de esperar.

lunes, 14 de marzo de 2011

02:24 a.m.

Quizás solo tengo la mente retorcida. O vivo necesitando, un montón de catarsis antes de ir a dormir. Y otro poco para el desayuno. Tender siempre a lo mismo. A ir ahí, donde ves un poquito de amor. A detestar todo eso, superficial, banal y efímero. Todo eso de-lo-que-esta-lleno este mundo. Y todos mis días.


Contá hasta diez. Uno, dos, diez.


Y, mientras, me estruja el cerebro. Lo divide, lo vuelve a unir, lo cose, lo pega, lo pinta y adorna con grotescos colores que la lluvia pronto va a lavar. Pero mientras, ahí están, riéndose de mí y mintiéndome. Ausentándose largos ratos, ya apareciendo de nuevo, con ese disfraz de cariño que tan seguido suele engañarme.


Y, una vez más, caí en la trampa del que busca saciar su hambre. Fui comida. Cosa. Y me quedé acá, vacía de mi nombre, tratando de recordarlo. Pateando todos los restos de ese carnívoro que quedaron entre mis cejas, entre mis dedos. Entre. Mi yo misma, tratando de encontrar entre tanta basura, tanto olor repugnante y nauseabundo, un abrazo. Uno solo. Pero me vuelvo a perder. Ya no queda nada de amor ahí, ingenua. Deja de raspar el plato, de revolver las sobras, de buscar al fondo de los cajones.


Ahí

no

queda

n a d a.


Todo blanco, nuevo, dulce otra vez.

Y tu panza. Y la mía. Tocándose.

Sin querer, puede que todo cobre sentido. Una vez más.


Maldito circulo vicioso.


15.03.2011

miércoles, 9 de marzo de 2011

Etéreo

Varias sonrisas guardadas en los bolsillos, entre los dedos, una siempre de repuesto. Y un beso. Mil.

Los ojos brillosos y los cachetes sonrojados de recuerdo. De 30 de enero. De manos frías y corazones acelerados.

Del primer último beso y las hamacas despintadas.

Y si el paraíso existe allá afuera, no me cabe duda, yo lo vi. En el brillo, en el violeta, el la vereda, cuatro zapatillas, un té.

Y los minutos que torpemente sujetaba para quedarme

ahí

un ratito más.

Si miro el techo, la mente en blanco, los ojos cerrados, te puedo volver a inventar, una y mil veces. Te puedo abrazar hasta que no sepamos quién es quién, cuándo es cuál, es cuál, es quién.

Si

en las próximas horas sentís algo, soy yo rearmándote.

Y con tus manos sobre las mías y

mucho espacio en el medio, te vuelvo a escribir.

Vamos a donde quieras. Pero asegurate de que en ese lugar existas vos y exista yo.

Y un para siempre.


martes, 8 de marzo de 2011

D ías

Me enredaste, endulzaste, miraste. Miranos. Regalarme días y abrazarme noches enteras de pensar, sólo en cómo sería. Me besaste, me canción y dos suspiros apretados en el pecho, aguantandose las ganas de salir. Me amarraste con tus costillas y ahogaste con un pulmón. Me hundiste en un mar de azules y blancos incandescentes, o intermitentes, y una semilla que se posó en tu nariz. Y yo, mirando para todos lados, todavía confundo tus rodillas con las mías. Me devolviste la risa que guardé en un cajón el primero de Enero. Tus dedos se hundieron en mi deseo, confundiéndolo. Y él te preguntó si te podías quedar,


sólo un ratito más

unos para siempre años y dos nos vemos luego días


Nos

nos atrapaste, nos disolviste y guardaste en un frasco sin fondo. Nos mezclase, confundiste y bebiste, hasta que tu garganta te gritó que pares.

Que tanto amor te iba a asfixiar, embriagar, ahogar. Que tanta luz te iba a encandilar, quemar los ojos. Hasta los espejos te miraban, se burlaban de vos

'Yo te veo, reflejo, y vos cada vez más ciego de besos'


Y ahora


ahora que me enloqueciste tanto

quedate conmigo.


-

.

Lo que vos-y-yo somos. ¿Cómo describir una danza de ombligos?

Me quiero encerrar en las esquinas, en los recovecos más oscuros y debajo de las patas de la silla. Quiero arañar todas las superficies, romper mis uñas y comenzar a ver las pequeñas manchitas rojas ahí. Ahí, delante de mis ojos. Ahí donde alguna vez dejaste posar tus mejillas, ahí sobre mis hombros, ahí sobre mis ganas y adentro de tus lágrimas.

Es un virus. Son minutosuhorasodías enteros rascando mi cerebro, torciéndolo, apretándolo, intentando encontrarte en alguna corteza, escurrirte escondido detrás de un escalofrío oesperándome. Son miles de manos tratando de tomarse, entre todas. Pero no hay platos, no hay dedos, no hay nudillos, ni siquiera queda un domingo a la noche, o una canción en ésa carpeta olvidada. Son las ganas desesperantes de hundir mis manos en tu espalda, de tocar el detrás de tus costillas, de hundir mi cabeza en tu pecho, masticar tu corazón y verte sonreír, como ésa vez. Las manos que temblaron, el tiempo con ganas de correr para atrás, los pasos que se querían quedar en su lugar. Dos sombras en el piso. Cuatro manos, que se vuelven dos. Cuatro pies fríos. Los dientes. Es difícil entender lo dulce que puede resultar una mordida. Son tic tac tic tac interminables ganas de romper el espacio, molerlo, aspirarlo, aniquilarlo. Dejar de imaginarlo. Que deje de existir. No lo veas, quizás…así deja de existir. ¿Probamos?

Yo dejo el paraguas sobre el sillón. No quiero que ninguna gota se evapore antes de acariciarme. Yo dejo mis ganas sobre la mesa, en una cajita. No quiero que se arruinen, antes de que te vea pasar por la puerta. Yo dejo mis manos en los bolsillos. Se cansan, de tanto arrancar esperas.


Yo


me dejo


sobre vos.


Vos.

.

En algún punto, algún rincón secreto y atestado de telarañas...ahí debe quedar algún sentimiento.

Cuando no sirve revolver, refregar, recordar, torcer o sacudir, es que algo anda mal. Algo falta y explica el vacío que crece, sin absorber una sola gota de lo que ellos llaman amor.

De tanto endurecer el corazón, ahora no podes volver. Siempre intentando no perder la ternura, que lo único que hace es empapar las sonrisas y escurrirse minutos después, como si fuera agua. Y ni siquiera eso duele. Reconforta y da nostalgia, de a momentos. Pero... ¿se revierte?

De a ratos tengo amor en la palma de mis manos, y lo quiero conservar con tanta desesperación, que mis dedos se abren, mis muñecas tiemblan y de nuevo... se escapa. Y eso fue.

Solo un instante, una palabra, un minuto, medio suspiro y dejó de existir.

Pero existió y dejó su huella. ¿Es bueno o malo? No lo se, pero es. Y quiero que deje de ser, lo anhelo con toda mi sangre, con todas las lágrimas y a cada minuto. Pero no se va.


Entendelo, me dije, nunca se va.


Y con los hombros cansados y las ideas adormecidas, me dispongo a despertarme un día más, a mentir un “Buen día” y a absorber todos los pedacitos de ganas que veo por ahí.


Yo solo quiero volver a sentir. Los "me da lo mismo" se volvieron parte de mi rutina.

.

Tuerzo una idea. La miro, toda torcida entreverada absurda y patética.


La sigo torciendo hasta que se ajusta tanto, que se mezcla, que no se entiende, que se confunde, que se abraza, se toca, se besa, se manosea, (una nariz sobre la otra), se aprieta, se une uno solo uno y se odia, se ama tanto que se escupe, se extingue.


Termina tan apretada, tan torcida, tan odiada que no sabe qué es. No sabe por donde entrar, pero ya esta adentro y solo quiere salir a jugar con vos, ver cómo te reís. Todo siempre así, latente.


Siempre

visceral.


Y cómo algo tan bien te puede hacer mal, algo tan mal te puede hacer reír, algo tan negro se ve tan sucio;

y las manos, las dos, adentro de los bolsillos. Así. Los ojos cerrados, la mente terca y los dientes apretados. Todas esas ganas de. Todas juntas y mezcladas, las metes debajo de la cama, y las manos así, debajo de la almohada.


Son casi las 3 de la mañana, y después de 3 días de borbotones de amor, ya no me alcanzan los dedos para cubrir todos los huecos

y, mientras, te escapas de vos.


Y yo acá, siempre leo al margen de mi hoja esa notita que dejé:

"Cada minuto puede ser el último."


Y, creeme, eso fue.

Cinco minutos menos.

.



Tomo un hielo entre dos dedos (sí, acordate que te dije eso, ésa vez) y lo deslizo. Tu ojo, tu pelo, tu ombligo, tu felicidad, tu recuerdo, tus dedos, tus cuerdas, tus dientes. Por cada centímetro que avanzo va quedando una gotita de todo.


Y cuando miro mis dedos, desapareciste.


Abrazate a esas caricias que decías eran incomparables.

Abrazate a todos los planes que alguna vez tuvieron escrito, torpemente y con vergüenza, tu nombre. Suena a excusa, pero cuando los dedos se entrelazan, es inevitable cualquier cosa, excepto no amar.


Respirá todos los anocheceres que pases a partir de ahora (esos que vos sabes), mira a tu lado e imaginame, yendo y viniendo sin caminar. Yo no voy a ir.


Reíte para adentro, abrazame al revés y caminá para atrás.


Decile a la entropía que nos deje solos un ratito. Cinco minutos menos, prometo.

Y entre corcheas, te voy a decir : "Dejá de perder tus colores. Sonreí, despeinate, que es así como te recuerdo."


Y después, tomá a tu decisión por la mano y andate lejos.


Que yo hago lo mismo (del otro lado del espejo).



.


Hacia adentro.

(No se explica, no hay manera) pero te brotan todas las emociones, hacia adentro.


(No vayas a) explotar. No sabes a donde van. Mira, el codo, la pestaña, las uñas, los huesos, los ojos.

No está, eso, lo que sea que es o no es, pero a la vez tiene una huella en cada célula de mi cuerpo.


Me va dejando, me abandona, pero sin hacer que le quite la vista de encima.

Se esconde en las horas que duermo de más, se escapa en la horas de desvelo nocturno, se ve en una cucharada de azúcar que nunca cayó en el té y me grita desde allá. No hay allá. Pero me grita bien fuerte.


Sigue brotando, todo eso, hacia adentro.


Hoy (no) te quiero, (no) te extraño, (no) me gustas, (no) te abrazo, (no) te busco, (no) te hago entrar en razon, (no) merendamos, (no) cantamos.


(Nada) todo.


Eso está ahí, latente, sigue levando.



Se llama olvidarte (y no querer hacer nada para evitarlo).




Me quiero formatear.

En la puerta, el cartel susurra 'nosotros'. Misterioso, me invita a entrar.

La puerta cruje.

Adentro todas las paredes son blancas. Faltan dibujos. Falta color.

Difusas manchas oscuras de moho se imprimen a medida que mis ojos recorren cada rincón.


No me da miedo. Algo me dice que vas a venir, me lo vas a explicar.

Me vas a calmar.


No me da...


Atrás no hay ruidos. Quizás no te llamé lo suficiente.

Pero yo se que vas a... eso. Vos vas a venir, si. Seguramente.

A mi no me da miedo. No me...


Y es entonces cuando dejo de mirar, simplemente porque no veo nada.

Se oscureció, te oscureces.


Y entonces no tengo miedo. No.

Solo se que debería haberme escuchado (sí, yo a mí), desde un principio.



(cuando salgas, cerrá la puerta)


Camila.

12:43

Sentate en el sillón. Tocá la guitarra, mirame, vaciá el mate.


Seguí pensando que en mi cabeza bailas.

Seguí pensando que estas ahí...cuando de a poco


te vas.


No te vas caminando, ni corriendo.

Te das vuelta y das pasos hacia atrás.


Como si pudiera seguirte, solo por el hecho de mirarte a los ojos.


Mis ganas de un abrazo te extrañan cada vez menos.

La huella de tus ojos no aparece más cada vez que parpadeo.


Y van...


Miércoles 21 de Diciembre. 12:43 am.

Y fueron 5' de sueño.

Se sube al tren.

Lo mira, tímida, a traves de la ventana. Espera escuchar su nombre, pero solo oye los murmullos de la multitud. Deja caer una lágrima y suspira, aguantando, sin decir nada, la presión en el pecho. La sensación que no esta, pero que gustosa y ansiosa, le da una muestra gratis de su poder. De su escalofrío.


Él, desde un banco de la estación de partida, la mira, la ríe y la canta...y le recuerda lo que deja de ser cuando no están juntos. La respira, la muerde, la besa y la nombra...pero no la retiene. No la sostiene. No la llama ni la ve llorar.


El tren comienza a moverse. La indecisión de estar sentada en un banco y no saber si quedarse o salir corriendo de ahí, la marea. Pierde la razón por un momento.

Esquiva su mirada, la busca, la esquiva, la absorve, la siente, la ama...

...y la esquiva. Pero cuando vuelve ya no esta más.


No esta el banco.

La estación se mueve hacia atras.

Los árboles aparecen. Uno. Tras otro. Tras otro. Otro.


Y se queda ahí.

Nada.

Ni el vívido recuerdo de la última mirada. Ni las ganas de volver.

El miedo de volver la mirada y ver una sonrisa en su boca.

Una sonrisa. Donde debería haber un beso con sabor a lágrima


y una risita con sabor a 'nos vemos pronto, mi amor'.


martes, 30 de noviembre de 2010

5:22


Torpe, cual Primer Beso

Trato de quitarle a tus olvidos

esas pocas sonrisas que quedan.

Son manotazos

Piñas

Patadas

Inocentes gritos que no consiguen, ni siquiera, callar el silencio.

Vos seguís ahí.

Me mirás y sabemos.

Sabemos todo...sin decir nada.

Vos tocas fondo.

Yo te miro, desde acá.

Te espero sin esperar,

te abrazo...aunque no estas.

Es como que te estas ahogando y subís a la superficie, agarras una bocanada de aire...

Y ahí, justo ahí, esta la paz.



Dosifica te.

Dosiificate para mí.

Sentate allá, lejos

donde pueda verte sin tocarte

y abrazarte sin respirarte.

Lejos, lo suficiente

como para que pueda verte

cada vez que abro los ojos

y empiezo a perderme.

Quedate allá, sentado

dondo todos puedan vivirte, tocarte.

Donde todo parezca tan usual, normal

que no quieras irte.

Pero.

Quedate.

Desconozco

¿Para dónde voy?

No señalices el laberinto.

No pretendes que pierda su esencia.

Asomate, sonreí.

Consigue aclararme el camino, por momentos.

El viento, ¿transporta un beso?

Shh. No dije nada.

Pero.

Quedate.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Te.

Te todo. Te...y con eso es más que suficiente.

Te abrazo. Te beso. Te muerdo la oreja. ¿Te quedás?

Me gusta ver como te reís. Me gusta esa complicidad, eso "lo sé, lo sabés. Lo sabemos"

Sostener esa mirada, esa sonrisa, por minutos que no corren y espacios sin sentido. Eso...te.

Te hago cosquillas.

Te espero. Te veo venir, te abro la puerta. Te vuelvo a abrazar.

Y te sigo esperando. Segundos, minutos, días y canciones.

Té con miel.

Te siento cerca, te siento acá. Aunque acabas de salir por la puerta.

Pero..¿si? Estas acá. En mi mejilla, en mi brazo, en mi almohada, en mis sábanas, en mis ojos.

Vos no te vas. Te quedas.

Convertis lo finito en eterno. Te estiras y envolves mi cerebro.

Si lo demás pierde sentido, poco importa.

¿Algo de esto tiene sentido?

No. Y nos encanta.

Te.~