domingo, 19 de septiembre de 2010

Señor Despecho.

Buenas tardes señor Despecho, hace tanto que no lo veía por acá. ¿Yo? Muy bien, gracias. ¿Usted? No...no diga nada. Le soy sincera...no me interesa mucho. Sin embargo, le agradezco que haya venido. Me hacia falta una visita suya, ¿sabe?
Esto de respirar aire sucio me estaba haciendo toser mucho, me faltaba el oxígeno y no recordaba las manchas negras de lo que me dijo aquella vez, eso que jamás debía olvidar. ¡Qué oportuno que es usted! Aparece un domingo por la tarde, tan predecible que sorprende.
Le decía, señor...¿Qué? ¿Por qué señor? No crea que lo quiero, no crea que me agrada...usted sabe, le tengo mucho respeto. No ese respeto temeroso, sino ese respeto que reconoce lo bueno que es en su función, en su tarea. Prosigo...ya todo esta bien, no tengo noticias nuevas, más que lo que ve en mi. Si, muchas gracias. Me costó aprender, pero ya se sacar la basura a tiempo. Sus consejos me sirven. Sin embargo, sigue siendo extraño el sabor del rencor, ese que nunca me gustó, pero que tuve que probar esta vez. Exraño...pero completamente satisfactorio.
Si me disculpa, quisiera retomar mis tareas de domingo, ya renovada por su visita.

Nos vemos pronto, más pronto de lo que usted cree. Esta vez yo aprendí a llamarlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

gossiper