jueves, 29 de abril de 2010

Su bicicleta rosa.


Yo estaba sentada en la escalera. No era una tarde diferente a las demás. Simplemente, como siempre digo, "más de lo mismo". Nada en mi cabeza, más que esas hojas que tenía en frente mío tituladas "Meditaciones Metafísicas".
De pronto escucho una voz distinta. Una fuera de lo normal. Una que resaltaba ante tanta monotonía diaria.

- Ya no se que más hacer. Ya no sé que innovar. No sé como hacer para llamar su atención. Trate con pequeñas notas. Dejé pequeñas notas pegadas en su bicicleta rosa. "Let there be love", cantaba una de ellas. Hablaba por sí sola. Y no me queda más que observarla desde acá. Observar como sus ojos, extrañados, leen esas 4 palabras que escribí mientras las manos me temblaban.
- Che, y hace cuanto que te pasa esto?
- Desde que la vi, desde que vi cómo su pelo se corría de su cara con el viento. Desde que crucé esa mirada que tanto recuerdo. Sabes...es difícil ser de otro país. Es complicado acostumbrarte al ritmo de esta ciudad. Pero todo se hace mas fácil cuando tu corazón late por alguien. Ahora digo ¿está fuera de lo normal que mi corazón este latiendo por alguien que no sabe ni cómo me llamo? Pss...es raro, difícil de concebir. Pero por momentos...la veo pasar por aquí y quiero abrazarla. Quiero decirle que la conozco más de lo que cree, que observo sus movimientos, que aspiro su aroma todos los días cuando pasa desinteresada a mi lado. Mira, ahí esta otra vez, en su bicicleta rosa.

Por mero impulso, volteé mi cabeza hacia la izquierda, hacia el lugar en donde se guardaban las bicicletas. Y ahí estaba "ella", simple, fresca. De un momento para el otro, sacudió su cabeza para todos lados, como buscando a alguien. Es en ese momento cuando noto la nota en su mano.

- Y qué le dejaste hoy?
- Sólo un poema que escribí. Mañana pienso hablar con ella. Deséame suerte.

Entonces el joven se fue, feliz... Pude ver su cara, pude conectar esa voz enamorada con un rostro, jovial y muy pálido, con unos lentes negros y una porra enorme de pelo enrulado y muy negro. Bajó las escaleras y caminó hacia la izquierda.

Ella simplemente siguió caminando, sin mirar ni notar que se cruzó con él.
Él se frenó a mitad de cuadra y suspiró, aliviado.

Yo seguí leyendo, aunque antes de continuar, me pregunte si tanto amor sobreviviría en este mundo, algún día.


1 comentario:

  1. que lindo =') ojalá que algun dia se enamoren, me gustaría saber que pasa despues :)

    ResponderEliminar

gossiper