martes, 8 de marzo de 2011

Hacia adentro.

(No se explica, no hay manera) pero te brotan todas las emociones, hacia adentro.


(No vayas a) explotar. No sabes a donde van. Mira, el codo, la pestaña, las uñas, los huesos, los ojos.

No está, eso, lo que sea que es o no es, pero a la vez tiene una huella en cada célula de mi cuerpo.


Me va dejando, me abandona, pero sin hacer que le quite la vista de encima.

Se esconde en las horas que duermo de más, se escapa en la horas de desvelo nocturno, se ve en una cucharada de azúcar que nunca cayó en el té y me grita desde allá. No hay allá. Pero me grita bien fuerte.


Sigue brotando, todo eso, hacia adentro.


Hoy (no) te quiero, (no) te extraño, (no) me gustas, (no) te abrazo, (no) te busco, (no) te hago entrar en razon, (no) merendamos, (no) cantamos.


(Nada) todo.


Eso está ahí, latente, sigue levando.



Se llama olvidarte (y no querer hacer nada para evitarlo).




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